Eloísa Tréllez por delante de la representación vasca.
Eloisa Tréllez: “SIETE PASOS PARA LA DANZA DE LA PEDAGOGÍA AMBIENTAL” (Pasos 2 y 3)
PASO 2. EL TIEMPO
Así como el aire es la atmósfera del cuerpo
Así el tiempo es la atmósfera de la mente
(Pensamiento maya)
¿Qué nexos tenemos entonces con el infinito, con las dimensiones del Espacio y del Tiempo?
El manejo del tiempo, la velocidad impuesta por la sociedad contemporánea ha tenido como resultado que nos hayamos detenido sin darnos cuenta, que cesemos en el deseo de movernos y que confundamos los espacios y los tiempos. Nos distraemos y no nos encontramos en el aquí y menos en el ahora. El ahora se confunde y se distorsiona.
Paul Virilio señala que: “existe otra ecología (…) que es la contaminación de las distancias. El fin de los umbrales, la compresión temporal. La sustancia del mundo no se halla amenazada únicamente por la contaminación y polución del aire, del agua, de la fauna y de la flora. También hemos de habérnoslas con una contaminación del tamaño del espacio del mundo, por la compresión del tiempo. Ésta se basa en la supresión de los umbrales del tiempo a través de la aceleración de la comunicación y de los medios de transporte”.
Según María Novo,
“el problema del tiempo comienza a ser central en nuestras sociedades, no solo en lo que respecta al replanteamiento de las horas que dedicamos a las distintas actividades, sino también a la forma en que gestionamos el tiempo, la aceleración, la prisa o el sosiego que imprimimos a nuestro quehacer diario.(…). La velocidad es un elemento clave que de la mano del modelo moderno del mundo, ha ido acuñando en nuestras sociedades estilos de vida muy agresivos para la Naturaleza, e incluso para nosotros mismos. Recuperar el “tempo” de la Naturaleza significa abrir paso a una existencia consciente y responsable.
Quienes manejan el Tiempo, manejan nuestra vida, nos esclavizan. Debemos avanzar hacia la autodeterminación, gestionando de manera individual nuestro propio tiempo y buscando el aporte de colectivos armoniosos. Estamos viviendo a mayor velocidad, la presión por los logros inmediatos es mayor, pero nos paralizamos frente a los computadores o televisores creyendo que ahorramos tiempo y que “viajamos” a otros espacios, perdiendo las posibilidades de disfrutar de los contactos directos y de las sensaciones y vivencias cercanas y sencillas. En síntesis, corremos sin avanzar.
Los famosos Hombres Grises encargados de robar el tiempo en la conocida novela de Michael Ende “Momo”, mostraban, a través de uno de sus agentes, las maneras de “ahorrarlo”:
Querido amigo —contestó el agente, alzando las cejas—, usted sabrá cómo se ahorra tiempo. Se trata, simplemente, de trabajar más de prisa, y dejar de lado todo lo inútil. En lugar de media hora, dedique un cuarto de hora a cada cliente. Evite charlas innecesarias. La hora que pasa con su madre la reduce a media. Lo mejor sería que la dejara en un buen asilo, pero barato, donde cuidaran de ella, y con eso ya habrá ahorrado una hora. Quítese de encima al periquito. No visite a la señora Daria más que una vez cada quince días, si es que no puede dejarlo del todo. Deje el cuarto de hora diario de reflexión, no pierda su tiempo precioso en cantar, leer o con sus supuestos amigos. Por lo demás, le recomiendo que cuelgue en su barbería un buen reloj, muy exacto, para poder controlar mejor el trabajo de su aprendiz”.
Estas frases expresan las formas de secuestrar el tiempo que los Hombres Grises aplicaron en aquella población, llevando a todos los habitantes a un extremo de esclavitud y deterioro. Pero uno de sus personajes, Beppo Barrendero, nos da una señal sobre el ritmo y la mirada en su labor cotidiana, del hacer y del ahora, pues cuando sabe que tiene muchas calles por barrer, no mira el final, y nos indica la clave fundamental: “A cada paso, una inspiración, y a cada inspiración, una barrida. Paso – inspiración - barrida…”.
El concepto del Tiempo se interpreta en toda la historia, para converger en un símil central:
“Cada ser humano tiene su propio tiempo. Y sólo mientras siga siendo suyo se mantiene vivo”
PASO 3. EL RETORNO DEL DESGAJAMIENTO
Eso que llena el Universo lo considero mi cuerpo
y eso que dirige el Universo lo veo como mi propia naturaleza”
Antiguo Poema Chino de Chan Tzu
El Maestro Jorge Uribe Sáenz, destacado investigador español de origen colombiano, está construyendo las bases de la llamada Teoría del Desgajamiento. Esta teoría expresa que la actual situación que vivimos los seres humanos, así como nuestras actitudes y acciones destructivas y depredadoras, se vinculan a la separación, a la ruptura que hemos provocado en nuestra relación con la Naturaleza. En uno de sus textos inéditos, señala:
“Los seres humanos se han independizado de la Naturaleza, y al hacerlo se han desgajado. Es como si nos saliéramos de la órbita y camináramos hacia la nada. El olvido de que pertenecemos a un Todo es el origen del Yoísmo, sea, es el fundamento de la “ilusión” de independencia, que generalmente asociamos a separación-desprendimiento. Se puede ser in-dependiente sin des-prenderse. Cada rama de un árbol crece independiente, pero sin arrancarse, sin dejar de pertenecer al árbol, al bosque, al campo, al Todo.
El desgajamiento hace que dejemos de sentirnos parte del Todo y esa falsa ilusión de independencia (producto del egoísmo) además de una inmensa soledad, genera el des-interés por algo que parece estar tan lejos que no nos incumbe.
Es porque hemos olvidado que son las raíces de donde provenimos y que nos han permitido crecer y alejarnos, y en el nuevo afán de poseer hemos perdido la fortuna de ser poseídos por el Todo. Mientras sigamos empeñados en ignorar las raíces, porque no se ven (o porque las encubrimos) no conseguiremos un desarrollo verdaderamente sostenible. No podremos ayudar al Todo si nos quedamos fuera, ignorando que somos y formamos parte del Todo.
Sólo nos podremos unir si reconocemos nuestra pequeñez que es donde justamente está nuestra grandeza. No existiría la playa si no fuera por la unión de millones de granitos de arena que sólo quieren ser eso. Ninguno pretende ni desea ser playa. La vida consiste en transitar por una playa infinita donde se van encontrando cosas que nadie mira, a las que sin embargo podemos darles su valor, o tal vez, descubrirlo”.
La Teoría del desgajamiento del Maestro Uribe plantea posibles rutas de reinserción al Todo, optando por una mirada dual y constructiva, que nos muestra que cada uno puede aportar y en ese sentido todos podemos ser importantes y necesarios, desde diversas formas y con distintos matices.
Se trata de buscar y encontrar el camino de regreso al Todo. Es una tarea para cada uno de nosotros, seres humanos que deseamos caminar por una ruta hacia mejores y mayores logros en los procesos educativos ambientales.
Necesitamos trazar senderos creativos, que partan de nuestro propio interior, hacia el camino de retorno. Sólo así podremos compartir y mostrar, a modo de brújula poética y amorosa, algunos pasos y orientaciones del regreso, dirigiendo nuestras voces, escritos y sentimientos a aquellas personas que nos escuchan y que desean acompañarnos en los procesos de mejoramiento ambiental, en la construcción de la nueva utopía, por medio de una pedagogía que debemos fundamentar en la esperanza.
En el transcurso de nuestro camino por la playa infinita, seguiremos descubriendo, sintiendo, valorando…
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