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martes, 30 de octubre de 2012

Gutiérrez Bastida, J.M. (2003): Galipote en la costa vasca. Crónica del Prestige en Euskadi.


 Extracto de la publicación del autor del blog: Galipote en la costa vasca. Crónica del Prestige en Euskadi (accesible en http://www.bubok.es/libros/208449/Galipote-en-la-costa-vasca-Cronica-del-Prestige-en-Euskadi)


Limpieza de fuel del Prestige en la costa asturiana


INTRODUCCIÓN


Cuando escogimos un período para contextualizar el presente trabajo no pensábamos que ni que fuera delimitado tan extraordinariamente, ni mucho menos que Euskal Herria y el propio planeta iban a vivir seis meses de intensa historia y de acontecimientos excepcionales.
Nuestra historia se centra fundamentalmente en un período de seis meses que comienza el 5 de diciembre, día en que llegan por primera vez a nuestras costas manchas del fuel vertido por el Prestige. Jornada en la que, véase la casualidad, es el Día Internacional de los Voluntarios/as (para el Desarrollo Económico y Social).
Limpieza de fuel en la costa de Bermeo (Aritxatxu)
Y nuestra historia finaliza seis meses después, el 5 de junio, a la sazón Día Internacional del Medio Ambiente. Del año 2003, Año Internacional del Agua Dulce. En medio, invasión de Irak, cierre del periódico Egunkaria, meses de huelga general en Venezuela, ilegalización de opciones políticas, guerra y señales de paz en Palestina, tres muertos en atentado en Euskal Herria, terremotos en Argelia, un buque se convierte en el mayor que surca la ría de Bilbao, 64 mujeres muertas en el España por violencia doméstica, millones de personas se manifiestan en más de 60 países diciendo “No war”, nos dejó Jorge Oteiza, huelgas en Francia por recortes sociales, cambio de titular en el Ministerio de Medio Ambiente, tercer Foro Social Mundial, la Unión Europea (UE) pasa a tener 25 miembros... como noticias de primera página. Y durante este tiempo no es que no haya habido muertos debido al hambre o debido a los más de cuarenta conflictos bélicos que asolan la Tierra, no es que no haya habido explotados en el trabajo infantil, no es que no haya habido explotación de la mujer, problemas de pobreza, salud, educación..., el problema para no ser primera página es que no han habido periodistas en esos sitios o que los grandes medios de comunicación no les han dejado hueco entre lasa anteriormente citadas.
En todo caso ha sido obligado salirnos de esas dos fechas de referencia, para comentar el suceso que originó la catástrofe y algún detalle posterior.
Todo empezó cuando un buque petrolero, por alguna causa todavía sin determinar definitivamente, tiene una importante vía de agua y envía un SOS frente a las costas gallegas. Otra vez Galicia. Otra vez petróleo y buques. Otra vez energía y transporte.
Barrera de arena y plástico en la entrada de la ría de Urdaibai
Un enfoque global de la gestión de riesgos, basado en las lecciones aprendidas de los accidentes y desastres naturales del pasado, y el reconocimiento de la necesidad de mejorar la planificación de las emergencias, debería servir para reducir las cifras y las consecuencias de los accidentes tecnológicos, así como paliar las repercusiones de algunos desastres naturales.” Así reza el informe “El medio ambiente en Europa. Tercera evaluación” de la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA). Sin embargo, tales intenciones no sirvieron para impedir la catástrofe producida por el Prestige.
El vertido al mar del fuel que transportaba el Prestige ha causado multitud de problemas en el océano Atlántico y en el mar Cantábrico, orígenes, a su vez, de nuevos problemas.
Así, lo que en principio fue un accidente tecnológico se ha convertido en uno de los problemas medioambientales más importantes de Europa.
Y eso que Europa ya tenía suficientes. En citado informe, la AEMA reconoce, entre otros, los siguientes aspectos:
-        El consumo de energía en Europa occidental creció un 8% entre 1992 y 1999, siendo su producción la variable que más gases de efecto invernadero y gases acidificantes provoca.
-        El volumen de transporte creció desmesuradamente en el mismo periodo y el informe reconoce que, aunque las pautas de transporte de los países de Europa Central y Oriental, así como los países en trámites de admisión son más sostenibles, su evolución tiende hacia los modelos inadecuados de la Europa Occidental.
-        Los niveles de consumo de recursos se han estabilizado, pero a costa de una mayor importación de recursos de otros países.
-        La industria de Europa Occidental consume menos energía, y, por tanto, contamina menos que la del resto de Europa. Pero, debido al consumo de manufacturas en estos países debe asumir su parte de responsabilidad.
-        La intensificación y especialización de la agricultura ha provocado la erosión del suelo, la escasez de agua y la pérdida de biodiversidad.
-        En este último aspecto citado, entre las 3.948 especies de vertebrados amenazadas en todo el mundo, 355 se encuentran en países de Europa y Asia Central.
-        Muchos caladeros marinos están por debajo de niveles sostenibles, debido a la sobrepesca de flotas cada vez mejor preparadas (en la década de los 90 las capturas han aumentado un 25% aunque la flota ha disminuido), y a que los recursos pesqueros continentales están más amenazados por la contaminación.
-        La temperatura media de Europa en los últimos 100 años ha aumentado 1,2ºC frente a los 0,6ºC a escala mundial.
-        Cada habitante de Europa Occidental produce unos 3,8 Tm de residuos al año.
-        Existe riesgo de contaminación del agua por pesticidas en muchos países, y más del 10% de las aguas de baño litorales no son aptas para ello.
-        Los principales problemas del suelo son irreversibles: erosión, contaminación, salinización y compactación.
-        Cerca de un 77 % de los derrames producidos por petroleros superiores a las 700 toneladas se deben a fallos en el casco, colisiones y varamientos.
-        Entre un cuarto y un tercio de las enfermedades humanas se producen por causas medioambientales (contaminación, cambio climático, reducción de la capa de ozono...).
Todo ello cuando, precisamente en Europa y también en Euskal Herria, se intentan organizar y poner en práctica políticas del llamado desarrollo sostenible. Pero es muy difícil compatibilizar políticas de desarrollo económico y de desarrollo medioambiental si no se cambian ciertos modelos.
Lo que algunos se han empeñado en vendernos como una catástrofe natural ha sido un desastre causado por el modelo energético que tenemos, base del sistema económico globalizador que exprime el planeta, y por el escaso valor que dan al medio ambiente quienes dirigen pueblos, estados, naciones o instituciones internacionales.
A lo largo de las siguientes páginas trataremos de analizar la catástrofe del Prestige desde una perspectiva medioambientalista.
Fuel del Prestige en la playa de Laida (Urdaibai)
Partiremos de los antecedentes que tienen el tratamiento de la energía y el transporte en los últimos tiempos. Seguiremos haciendo un recorrido por las implicaciones directas con el petrolero en cuestión y nos detendremos en estudiar a fondo el fuel, la carga que transportaba el buque, y las consecuencias medioambientales de su vertido. Asimismo, veremos las técnicas de limpieza, recogida y gestión de residuos.
Volveremos al Prestige, para realizar con él su último viaje, y hacer un recorrido cronológico por las diversas mareas que ha generado (marea política, judicial, marea blanca...).
Por fin, llegaremos a Euskal Herria para ver en un recorrido cronológico temático todo lo que ha sucedido en torno a la llegada y presencia del hidrocarburo en la costa vasca. Entre otras cosas, recordaremos la formidable labor de los arrantzales en la recogida de fuel.
Finalmente, analizaremos la problemática de la catástrofe del Prestige, nos interrogaremos sobre sus responsables y veremos que –aunque importantes– los accidentes no son la causa más importante del deterioro de los mares. Hay otros motivos. Los responsables tienen que acarrear con los costes, pero el Prestige es sólo una parte. Y nosotras y nosotros también tenemos algo que ver. Trataremos de ver nuestra implicación y nuestras posibles aportaciones a la hora de solucionar los problemas o, como mínimo, mejorar la situación.
El Prestige ya realizó su última travesía. Con las siguientes líneas trataremos de comenzar un nuevo viaje que nos lleve a descubrir que –a pesar los problemas medioambientales– es posible otra relación con la naturaleza, con el mundo.
Será un viaje multidisciplinar, con escalas en la estación técnica, la administrativa, la hemeroteca, la ecológica, el análisis medioambiental... cada una con su lenguaje particular. Entre todas nos aportarán la visión global del viaje completo, del mapa del trayecto, y esto nos ayudará a comprender mejor la complejidad y los desafíos medioambientales a los que nos enfrentamos.
¡Zarpamos!


(...)


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Fotos: autor del blog. by-nc-nd
 

lunes, 15 de octubre de 2012

P. Meira (2003): El Prestige y el poder de la Educación Ambiental


Frailecillo muerto a consecuencia del accidente del Prestige, aparecido en la Reserva de la Biosfera de Urdaibai (País Vasco)
Ahora que vuelve el fantasma del Prestige, recordamos uno de los movimientos de educación ambiental más genuinos de su historia. La reacción del sector escolar gallego ante el desastre. Calumniados, perseguidos y no reconocidos, un montón de profesonales tomaron las riendas de un momento educativo, desgraciadamente, sin par. Traemos aquí alguno de los artículos con que Cuadernos de Pedagogía homenajeaba en cierta manera a la marea de profesionales de la educación y alumnado, y también muchas familias, que hicieron educación ambiental "de la buena": acción.
 
Publicado en Cuadernos de Pedagogía, nº 329, noviembre, 2003.


El Prestige y el poder de la Educación Ambiental

Pablo Ángel Meira Cartea
Profesor de Educación Ambiental en el Departamento de Teoría e Historia de la Educación de la Universidad de Santiago de Compostela

Quienes trabajamos en la Educación Ambiental (en adelante EA) llevamos más de una década persiguiendo, cual galgos en un canódromo, la liebre del Desarrollo Sostenible.  No es esta una figura retórica gratuita. Como bien se sabe, los galgos nunca llegan a capturar la liebre que, además, no es tal aunque lo parezca. Los galgos creen saber porque corren –para capturar la liebre- pero realmente lo hacen para facilitar un negocio de apuestas, según dicen, nada despreciable. Esta finalidad nunca es cuestionada por sus principales protagonistas, obvia decir que los galgos no tienen la capacidad de hacerlo, aunque son los que pagan el pato cuando no ganan (y eso acaba sucediendo tarde o temprano). Tampoco tienen la posibilidad de optar por otro juego o por otro “campo” de juego, dado que no depende de su voluntad el correr o no. Su mundo es un “canódromo” y ni siquiera pueden saber que ese mundo sólo es uno entre otros posibles.

No se si hay muchos o pocos actores de la EA que se identifiquen con esta metáfora o, al menos, que vean en ella elementos que describan su papel o el papel al que parece estar abocada en las denominadas sociedades avanzadas. Yo veo muchas, demasiadas, similitudes.

Para empezar, el terreno de juego creado en torno al Desarrollo Sostenible no lo hemos elegido nosotros. Bien es cierto, y yo entre otros, que aceptamos, con no poco voluntarismo, jugar en él. Aunque después de lo sucedido –mejor dicho, de lo que no sucedió- en la Cumbre de Johannesburgo del 2002 y de sucesos aparentemente puntuales como el Prestige, quizás haya que pensar que poco hay que esperar de la liebre del Desarrollo Sostenible. De hecho, se obvia con demasiada facilidad que la receta final del conocido Informe Brundtland (WCED, 1987), que oficializó el concepto, era más de lo mismo: un crecimiento económico sostenido que permitiese liberar recursos dinerarios en el Norte y en el Sur para afrontar, simultáneamente, la crisis ambiental y la del desarrollo. La clave es, pues, que todo pasa –y por eso el desarrollo sostenible es aceptado por el BM, el FMI, gobiernos neoliberales, multinacionales, etc.- por ahondar en la desregulación del mercado y en lo que, tantas veces con cinismo, se califica como la “verdadera democracia”.

La difícil tarea de la Educación Ambiental

¿Cómo convencer a la población occidental de que su estilo de vida y el modelo económico que lo sustenta producen efectos indeseables que, paradójicamente, amenazan los niveles de bienestar alcanzados? ¿Cómo puede esta misma población, poco más del 20% del total mundial, aceptar los cambios necesarios para revertir los riesgos ambientales y los derivados de la injusta distribución de los recursos del planeta? Salvo para educadores ingenuos o neoliberales (que los hay), sobre estas cuestiones pivota la razón de ser de la EA. La primera faena, concienciar sobre la relevancia de los problemas ambientales, está parcialmente conseguida. Los estudios de opinión muestran hasta que punto la población occidental “identifica” y es “consciente” de la importancia de una serie de problemas ambientales ya incorporados a la cultura común de cualquier ciudadano (cambio climático, deforestación, capa de ozono, etc.). Los niveles de conocimiento y conciencia, sin embargo, siguen siendo bastante elementales y no conllevan cambios sustanciales en los estilos de vida o en los comportamientos relacionados con la toma de decisiones (el voto, la participación en grupos ambientalistas, la demanda activa de cambios en las políticas ambientales, etc.). Esta “cultura ambiental” es aún muy superficial.

Dos son los procesos psicosociales que explican la dificultad para desarrollar una “cultura ambiental profunda”. En primer lugar, las amenazas ambientales mas graves tienen una naturaleza contrafáctica. Sabemos que existe el cambio climático, por ejemplo, porque la ciencia lo ha divulgado a través, principalmente, de los medios de comunicación. Creemos que es un problema importante casi como si de una cuestión de fe se tratase, pero no podemos identificar como nos puede afectar en el presente o a medio y largo plazo, ni cual es nuestra “responsabilidad” en su génesis. Carecemos de capacidad sensorial para detectar que el clima terrestre cambia e incluso nos confundimos cuando atribuimos a este cambio la ocurrencia de determinados fenómenos atmosféricos atípicos que forman parte de la normalidad metereológica.
Manchas de fuel del Prestige en Urdaibai

En segundo lugar, la complejidad tecnológica y social inherente a los procesos de manipulación y transformación de la naturaleza en las sociedades avanzadas impide que seamos conscientes de cómo se relacionan nuestros comportamientos individuales y colectivos con la degradación de la biosfera. La genealogía ambiental o social de los productos y servicios que consumimos y de los residuos que generamos, queda casi siempre oculta. Podemos ser conscientes de la existencia de problemas ambientales pero no de su etiología o de nuestro papel, individual y colectivo, en que tales problemas existan. Aún más, cuando llegamos a vislumbrar esta complejidad, resulta difícil pensar que una acción individual pro-ambiental pueda alterar realmente el orden establecido. La globalización ha incrementado la opacidad y complejidad de los problemas, alimentando la sensación impotencia de la ciudadanía más consciente.

Existe una tercera dificultad añadida. En prácticamente todos los documentos que han marcado el desarrollo de la EA en sus poco más de 30 años de historia (Belgrado, Tbilisi, Moscú, Río de Janeiro, Tesalónica, etc.) se insiste en que el cambio social necesario para afrontar la crisis ambiental requiere también de un profundo cambio de valores. ¿Qué valores es preciso mudar? En eses mismos documentos no se identifican claramente: se habla de respeto a la vida, de la protección de la Naturaleza y, a partir de 1992, de la sostenibilidad como un valor guía. Pero lo cierto es que, en cuanto se trabaja con un mínimo de coherencia en cualquier acción educativo-ambiental resulta fácil entrar en contradicción con los valores que son funcionales en las sociedades avanzadas en el marco de la economía de mercado: frente a la mesura en el uso de los recursos naturales se impone el consumismo como uno de los motores económicos, frente a la necesidad de redistribuir beneficios y cargas ambientales se impone la dinámica egoísta del mercado, frente al elogio de la participación y la transparencia en los asuntos públicos se impone la pasividad ciudadana y la opacidad de las administraciones y los agentes económicos, etc. De hecho, la práctica de la EA, cuando transciende los enfoques más superficiales (naturalistas, conservacionistas...), entra fácilmente en conflicto con la realidad, es decir, con el mercado y la cultura ambiental y política que lo soportan. Es por ello que hemos caracterizado a la EA como una educación eminentemente cívica y política (Caride y Meira, 2002), para la que es tan relevante la crisis ambiental como el gobierno democrático de la sociedad.

El Prestige como revelación

En este escenario ha naufragado el Prestige. No vamos aquí a rememorar la historia del accidente y de las sucesivas mareas negras que han asolado la costa gallega y el litoral cantábrico. Tampoco queremos recordar la indefensión de un pueblo ante la inhibición e ineptitud de las Administraciones responsables, comenzando por la estatal y siguiendo por la autonómica, la europea y la internacional. Nos interesa el Prestige como metáfora, como lúcidamente enunciaba la editorial de Cuadernos de Pedagogía de aquellas fechas. Metáfora que ilumina el papel de la EA en las sociedades avanzadas, considerándonos como tal, y muestra cómo, en un escenario de catástrofe, se revelan todas sus contradicciones, potencialidades y limitaciones. Así retornamos al comienzo de este artículo.

Arao muerto por el fuel, en Urdaibai.
Galicia tiene desde 1999 una Estrategia de Educación Ambiental (Xunta de Galicia, 2000). Es un documento extenso, promovido por el Gobierno del Partido Popular en la pasada legislatura y, para mayor relevancia, publicado en el Diario Oficial de Galicia. En líneas generales, es un documento de principios y recomendaciones para fomentar en la sociedad gallega el desarrollo sostenible utilizando la EA para tal fin, convocando en esta tarea a diversos agentes educativos: la escuela, los medios de comunicación, los grupos ecologistas, sindicatos, empresas, etc. y también a las administraciones públicas. En ella se habla de “promover una toma de conciencia crítica y sensible respecto al medio ambiente” (p. 18), de “desarrollar actitudes, valores y comportamientos ambientales congruentes con un pensamiento y una ética ecológica orientada por criterios de solidaridad, equidad y justicia social” (p. 18) y de “incentivar la participación social, en los planos individual y colectivo incrementando sustancialmente los niveles de información y co-responsabilidad ciudadana en cuestiones ambientales” (p. 19).

En la misma línea se expresa el Libro Blanco de la Educación Ambiental en España (Ministerio de Medio Ambiente, 2000), considerado como la estrategia estatal en este campo. En él se asume “la construcción de un modelo de sociedad basado en los principios de la sostenibilidad”, capacitando “a las personas en estrategias de obtención y análisis crítico de información ambiental” (p. 41).
 
Nada que objetar a ambos documentos, salvo que su discurso es meramente retórico y litúrgico, sobre todo en lo que concierne a las recomendaciones y compromisos referidos a las Administraciones promotoras. En la catástrofe del Prestige, todos y cada uno de los principios y objetivos atribuidos a la EA para el Desarrollo Sostenible en ambos textos han sido ignorados o vulnerados por las Administraciones que los oficializaron. No sólo eso, su actuación entró en contradicción frontal con dichos principios: falta de transparencia y manipulación de la información para ocultar la verdad, estigmatización del un movimiento ciudadano proactivo, coartación de derechos democráticos fundamentales (de manifestación, de expresión, de asociación), obstaculización de los procesos de participación ciudadana y represión de las acciones educativas de respuesta a la catástrofe, tanto dentro como fuera del sistema educativo.

Este comportamiento es cáusticamente calificado por Beck (2002) como “irresponsabilidad organizada”. Esta expresión sintetiza la paradójica indefensión que nos ofrecen los Estados modernos ante los riesgos ambientales que surgen de su propio éxito civilizador y ante los cuales, cuando se concretan de forma catastrófica, esperamos que los “sistemas expertos” encargados de velar por la seguridad colectiva (dispositivos de salvamento, de protección civil, de I+D, normas de control ambiental, etc.) nos ofrezcan protección. Galicia ha experimentado esta contradicción: ante su incapacidad para responder a la catástrofe, el Estado ausente y la Administración autonómica inoperante pusieron en marcha una operación de negación de la catástrofe, utilizando los medios de comunicación afines y movilizando todos los resortes de control político, económico y social a su servicio, que son abrumadores.

Se buscó, en fin, convencernos de que no había marea negra, de que los responsables eran otros, de que era una “catástrofe natural” y por lo tanto ajena a su responsabilidad, o de que cualquier otro gobierno se vería sobrepasado por su magnitud (argumento que refuta la misma negación de la catástrofe). La gran preocupación de los responsables gubernamentales ha sido eliminar la “marea negra”, pero no la que enlodó el litoral, sino la que llegaba a la opinión pública y podía traducirse en una penalización electoral. La deconstrucción cívica de esta estrategia desveló ante un sector importante de la sociedad gallega y española la dimensión eminentemente política de este tipo de sucesos. Lo que comenzó siendo un accidente marítimo y una catástrofe ambiental sin precedentes en Europa acabó por convertirse también en una crisis democrática aún sin resolver. Una crisis que ha desenmascarado a quienes, lejos de salvaguardar el bien común, han perseguido mantenerse en el poder a cualquier precio, incluido el de la verdad y la democracia.

Pescadores de Bermeo dejando en puerto el chapapote recogido en el mar
El regreso de la Educación Ambiental

La EA, así, a secas, sin apellidos que la liguen al Desarrollo Sostenible, ha tenido un papel destacado en el desvelamiento de la no-catástrofe, en su desmontaje crítico y en la respuesta social al proceso de ocultamiento emprendido desde las instituciones responsables.

Lo ha hecho desde dos puntos de vista. En primer lugar, y aún cuando será preciso analizar con mayor detalle el perfil social de quienes han participado en el movimiento ciudadano de respuesta, organizado principalmente en torno a la Plataforma Nunca Máis, existe un componente generacional que se ha podido percibir en las acciones públicas realizadas. Ha sido la que denominaremos “generación de la Educación Ambiental” quien ha liderado y nutrido este movimiento, tanto cualitativa como cuantitativamente.

Como se sabe, la EA dio sus primeros pasos en la década de los setenta, asociada a la actividad de grupos de renovación pedagógica dentro del sistema educativo y a la labor de las primeras organizaciones ecologistas. Estas iniciativas se fueron multiplicando progresivamente, más lentamente en Galicia que en otras zonas del Estado. La consideración de los temas transversales en la LOGSE reforzó la presencia de la EA en el sistema educativo. También fueron a más, no sin dificultades, las experiencias educativas fuera de la escuela: equipamientos de EA, campañas de información ciudadana promovidas por colectivos ecologistas o instituciones, materiales didácticos específicos, incorporación de la EA a los currículos universitarios, etc. Casi siempre con pocos recursos pero con grandes dosis de creatividad y compromiso.

Se puede hablar de una “lluvia fina” que, hasta el vómito del Prestige, apenas había revelado en Galicia su “efectividad”. Una “lluvia fina” de experiencias, materiales, programas –muchas veces manifiestamente mejorables- para sensibilizar y concienciar a la población gallega sobre la importancia de preservar el ambiente y sobre la naturaleza ecodependiente de nuestra especie que eclosionaron ahora en forma de una movilización ciudadana hace pocos años impensable. Recordemos que la marea negra del Prestige ha sido la quinta padecida por Galicia en las últimas tres décadas, sin contar otros naufragios que también han liberado substancias tóxicas en nuestro litoral. Nunca antes, sin embargo, se había producido una reacción cívica de tal magnitud. En el núcleo de esta movilización está la generación de la EA, jóvenes que durante los últimos 25 años han estado bajo su “lluvia fina” y que sitúan el ambiente en un lugar destacado de su jerarquía de valores, que manejan más información y que tienen un criterio más formado para calibrar la trascendencia de este tipo de catástrofes. Son estos jóvenes, también, los que han engrosado la avalancha de voluntarios venidos de otras regiones y países.

A esta generación, la mejor formada en la historia de Galicia, también pertenecen la mayor parte de los intelectuales, científicos, escritores y artistas que han asumido un papel destacado en la movilización. El problema, si así se puede calificar, es que la sociedad gallega está envejecida y que esta generación apenas supone un tercio de la población de la comunidad.

La segunda línea de presencia de la EA en la catástrofe del Prestigetiene que ver con la vasta respuesta educativa que se ha dado desde la escuela y por iniciativa de otros agentes sociales (ecologistas, universidades, asociaciones culturales...). Lo que ha hecho este conjunto de actores es, ni más ni menos, que poner en práctica todos y cada uno –en su ámbito, campo o nivel- de los exigentes principios, objetivos y recomendaciones que se postulan en la Estrategia Gallega de Educación Ambiental y en el Libro Blanco de la Educación Ambiental en España. La paradoja es que no se ha hecho educación para el “desarrollo sostenible”. Se ha hecho educación, EA de emergencia, ante una situación extrema en la que era preciso responder al impacto emocional, económico y social de la catástrofe, ofrecer claves para su comprensión y articular vías constructivas de respuesta.

Solidaridad vasca con la sociedad gallega
La negación gubernamental de la catástrofe no hizo más que acentuar la sustancia política de esta labor: prácticamente todas las experiencias educativas en torno al Prestige como centro de interés acabaron por construir visiones e interpretaciones alternativas a la “verdad” oficial. Prácticamente todas, también, desembocaron en acciones cívicas de un claro sentido político: elaboración de cartas de solidaridad y denuncia, manifestaciones, participación en la limpieza y control del litoral, organización de cadenas humanas, colocación de carteles y pancartas, producción de audiovisuales y revistas con visiones alternativas de la catástrofe, etc.

Relevancia social, interdisciplinariedad, atención a la dimensión emocional, uso creativo de todos los lenguajes expresivos, vinculación con el entorno social, conexión entre lo local y lo global (acentuada con la entrada en escena de la guerra en Irak), motivación para la acción crítica y solidaria... son principios que se han puesto en práctica de forma casi espontánea en la actividades educativas que han proliferado en la mayoría de los centros educativos gallegos. Hay también en esta reacción un componente generacional, con dos colectivos docentes como principales protagonistas: por una parte, quienes han mantenido la tensión innovadora de los Movimientos de Renovación Pedagógica de los años 70 y 80, que han movilizado su experiencia ante la urgencia de la situación; y, por otra, jóvenes de reciente incorporación a la carrera docente, integrantes de la que identificamos como “generación de la Educación Ambiental”. Son ellos y ellas quienes han tomado la iniciativa a través de colectivos como Areanegra, constituyendo grupos de trabajo pedagógico y utilizando de forma intensiva y creativa las nuevas tecnologías de la comunicación.

La respuesta de la Consellería de Educación de la Xunta de Galicia a través de la Circular[1]enviada a todos los centros públicos de la comunidad para prohibir y censurar las expresiones críticas surgidas en su seno, primero como respuesta al Prestige y después como rechazo a la guerra, es un buen indicador de que la EA desarrollada durante estos meses tocó “hueso”. Pero ante la hondura política (reivindicamos la dignidad de esta palabra) de estas experiencias educativas es posible que los gobiernos conservadores del Partido Popular en Galicia y en el Estado, se hayan percatado del poder cívico y democratizador de la EA y, en general, de los llamados temas transversales. Algo que posiblemente ya se asumía en la medida en que la LOCE los ignora de forma más o menos discreta.

Debemos destacar que en otros países occidentales, en los que el neoliberalismo está más arraigado, la EA crítica con los excesos ecológicos y sociales del mercado es fuertemente cuestionada dentro y fuera de la escuela, siendo acusada de parcialidad ideológica y de manipular las conciencias inocentes de la infancia. Esta reacción es especialmente virulenta en los EE.UU., pero es cada vez más fácil detectar tendencias del mismo tenor en Europa y en nuestro país.

Y de ello hemos de estar muy pendientes. Dejemos de perseguir el galgo del desarrollo sostenible y prestemos atención a la realidad de la crisis ambiental, a la que se expresa abrumadoramente en forma de catástrofe y a aquella más insidiosa e imperceptible que atraviesa la aparente seguridad de la vida cotidiana. El poder, limitado pero real, de la EA radica en no perder de vista la naturaleza conflictiva y profundamente social, política y humana de la crisis ambiental. Esto es lo que nos ha enseñando, al menos a algunos, el Prestige.

Hace un año

Cuando este texto vea la luz habrá pasado un año desde el inicio de la catástrofe. Durante este tiempo, la estrategia gubernamental de ocultamiento y minimización se ha vuelto más sutil, reforzada por la pérdida de actualidad mediática del Prestige y por el escaso desgaste sufrido por el Partido Popular en las elecciones municipales (aunque en Galicia fue de 4 puntos). Mientras el fuel sigue llegando al litoral, se ha vuelto a adjetivar su estado de “esplendoroso”. También hemos sabido que los responsables oficiales desconocen la cantidad de fuel vertido y también que alguno de ellos ha declarado ante la Comisión francesa que ha investigado la catástrofe, pero no lo han querido hacer en nuestro país ante el bloqueo de cualquier comisión parlamentaria para esclarecer lo sucedido. El naufragio del Prestige está en camino de convertirse en un hecho puntual y contingente, en algo que ha ocurrido en Galicia por cuestiones del azar o del destino, pero que podría haber sucedido en cualquier otro lugar.

La presencia física del fuel en la costa ya no es tan apreciable para la población, aunque los informes científicos más rigurosos cifran en una década, como mínimo, el tiempo necesario para que el litoral gallego se regenere parcialmente (Fundación Pedro Barrié de la Maza, 2003). A la EA corresponde ahora una tarea más difícil: salvaguardar la memoria de lo sucedido y mostrar los efectos ecológicos, económicos y sociales de la marea negra a medio y largo plazo; es decir, le corresponde hacer “visible lo invisible”. La pedagogía urgente de los primeros meses ha de dar paso a un trabajo más reposado y reflexivo; un trabajo que muestre la sustancia no contingente de la catástrofe y su estrecha y compleja vinculación con otras manifestaciones de la crisis ambiental y con nuestro modo de vida. También es preciso formar a la ciudadanía para que entienda las contradicciones ambientales y sociales que genera un orden internacional dominado por los intereses egoístas del mercado, y para que esa misma ciudadanía consciente se comprometa en acciones cívicas que erosionen la concepción neoliberal del mundo y que participen en la búsqueda de alternativas sociales, económicas y ecológicas a nivel local y global. Casi nada.


Bibliografía

Beck, U. La sociedad del riesgo global. Siglo XXI, Madrid, 2002.

Caride, J. A. y Meira, P.A. Educación Ambiental y desarrollo humano. Ariel, Barcelona, 2001.

Comisión Temática de Educación Ambiental. Libro Blanco de la Educación Ambiental en España, Ministerio de Medio Ambiente, Madrid, 1999.

WCED. Nuestro futuro Común. Alianza Editorial, Madrid, 1988.

Xunta de Galicia. Estrategia Gallega de Educación Ambiental. Consejería de Medio Ambiente, Santiago de Compostela, 2000.



[1]Esta circular, firmada por el Director General de Centros y Ordenación Educativa de la Consejería de Educación el 12/3/2003, lleva el farragoso título de “Instrucciones de la Dirección General de… sobre publicidad y propaganda en los centros educativos y otras cuestiones formuladas en relación con su funcionamiento y régimen jurídico”. 

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Artículo compelto accesible en: www.sgea.org/documentos/000027_p_meira.doc
Fotos: autor del blog. by-nc-nd

lunes, 8 de octubre de 2012

Declaración de Ahmedabad. Una llamada a la acción. Educación para la vida a través de la educación (2007)

Aprovechando el movimiento alrededor de Tbilisi+35 vamos a recordar otro documento reciente de la Unesco, para Tbilisi+30: La Declaración de Ahmedabad. Una llamada a la acción. Educación para la vida a través de la educación (2007).


La Declaración de Ahmedabad 2007: 
Una llamada a la Acción
Educación para la vida: la vida a través de la educación
28 de noviembre de 2007

Esta declaración fue desarrollada del 24 al 28 de noviembre de 2007. El proceso de redacción involucró a más de 1.500 participantes de 97 países durante la Cuarta Conferencia Internacional en Educación Ambiental. La conferencia fue patrocinada por UNESCO, UNEP y el Gobierno de la India y su anfitrión fue el Centro para la Educación Ambiental en Ahmedabad. Desde la primera conferencia internacional que se llevó a cabo en Tbilisi, Georgia en 1977, se han celebrado conferencias cada diez años, en Moscu en 1987 y en Thessaloniki, Grecia en 1997. Esta declaración fue redactada en el contexto de la Década de Educación para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas.

Nuestra visión es un mundo en el cual nuestro trabajo y estilos de vida contribuyan al bien común de toda vida en la Tierra. Creemos que a través de la educación, se pueden lograr estilos de vida que apoyen la integridad ecológica, la justicia social y económica, los modos de vida sostenibles y el respeto a toda forma de vida. A través de la educación podemos aprender a prevenir y resolver conflictos, respetar la diversidad cultural, crear una sociedad con un profundo respeto al cuidado y una vida en paz. Podemos aprender de los pueblos indígenas y los patrones tradicionales de vida que respetan y honran la Tierra y sus sistemas de apoyo a la vida y podemos adaptar esta sabiduría a nuestro mundo que cambia rápidamente. Podemos hacer escogencias individuales, comunitarias, nacionales y hasta globales con la debida consideración hacia el bien colectivo. Individuos, incluyendo a la juventud, la sociedad civil, los gobiernos, el sector privado, los socios donantes y otras instituciones pueden apreciar que su actuar cotidiano puede dar forma a un futuro viable del cual todos podremos estar orgullosos.


La producción y consumo humanos cada vez mayores están rápidamente socavando los sistemas de soporte de vida de la Tierra y el potencial para que toda vida prospere. Las suposiciones acerca de lo que constituye una calidad de vida aceptable para algunos, la mayoría de las veces significa privación para otros. La brecha entre ricos y pobres se está ensanchando. La crisis climática, la pérdida de biodiversidad, el incremento en los riesgos para la salud y la pobreza son indicadores de modelos de desarrollo y estilos de vida insostenibles. Existen modelos y visiones para un futuro sostenible y se necesita acción urgente para convertirlos en realidad. Los derechos humanos, la equidad de género, la justicia social y un medio ambiente saludable deben convertirse en imperativos globales. La Educación para el Desarrollo Sostenible es esencial para que esta transformación ocurra.


Mahatma Gandhi dijo, “Permitan que mi vida sea mi mensaje.” El ejemplo que damos es muy importante. A través de nuestras acciones, agregamos substancia y vigor a la búsqueda de una vida sostenible. Necesitamos re-pensar y cambiar con creatividad e imaginación, los valores por los cuales vivimos, las elecciones que hacemos y las acciones que tomamos.


Debemos reconsiderar nuestras herramientas, métodos y abordajes, nuestras políticas y economía, nuestras relaciones y alianzas, así como las verdaderas bases y el propósito de la educación y de qué manera esto se relaciona con la vida que llevamos. Al hacer nuestras elecciones, partimos de, y somos inspirados por el trabajo que se ha llevado a cabo previamente, incluyendo la Carta de la Tierra y los Objetivos de Desarrollo del Milenio.


Los procesos de Educación Ambiental apoyan y abogan por la Educación para el Desarrollo Sostenible. Tales procesos de educación deben ser relevantes, responsivos y responsables. Se insta para que la investigación brinde mayor rigor y credibilidad e identifique métodos cada vez más efectivos de aprender y compartir conocimiento. 


Todos somos tanto aprendices como educadores. La Educación para el Desarrollo Sostenible nos insta a que cambiemos y no veamos la educación como un mecanismo de entrega sino como un proceso de por vida, holístico e inclusivo. Nos comprometemos a construir alianzas y compartir nuestras diversas experiencias y conocimiento colectivo para refinar la visión de sustentabilidad mientras continuamos expandiendo su práctica.


En un mundo de crecientes capacidades para trabajar en red, acogemos nuestras responsabilidades y nos comprometemos a llevar hacia adelante las recomendaciones de esta conferencia. El sistema de las Naciones Unidas y los gobiernos alrededor del mundo necesitan apoyar la Educación Ambiental y desarrollar un marco político sano para la Educación para el Desarrollo Sostenible y comprometerse a su implementación.
Instamos a toda la gente a unírsenos en el seguimiento de los principios de sustentabilidad con humildad, inclusividad, integridad y un fuerte sentido de humanidad. Nos movemos hacia adelante después de Ahmebadad con un sentimiento de esperanza, entusiasmo y compromiso hacia la acción.


Documento completo en: http://www.tbilisiplus30.org/Declaration%20_spanish.pdf
Comentarios acerca de esta Declaración: http://forotuqueque.blogspot.com.es/2008/01/ahmadabad-el-informe-de-javier-benayas.html 

sábado, 6 de octubre de 2012

Tbilisi-1997: Declaración de la Conferencia Intergubernamental de Tbilisi sobre Educación Ambiental

A cuenta de la reciente Tbilisi+35, traemos aquí los recuerdos de 1977, la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental de Tbilisi.

A los dos años del Seminario de Belgrado, se celebró lo que para muchos autores es el hito más importante de la historia de la educación ambiental: la Conferencia Intergubernamental de Educación Ambiental, Tbilisi (Georgia), del 12 al 26 de octubre de 1977. Representantes de 66 países miembros de la ONU y observadores de dos naciones que no son miembros se reunieron para la primera conferencia intergubernamental en el mundo sobre la educación ambiental, que desembocó en la liberación de una declaración oficial sobre la educación ambiental.
Según manifiesta Calvo (1997): «En Tbilisi se crea el corpus teórico de la educación ambiental, desde su definición hasta la determinación de sus áreas de actuación».
De acuerdo con Pardo (1997) en el enfoque adoptado en Tbilisi «el medio ambiente se entiende como una totalidad que abarca a la vez los aspectos naturales y los dimanantes de las actividades humanas; la educación ambiental resulta ser una dimensión del contenido y de la práctica de la educación, orientada a la prevención y a la resolución de los problemas concretos planteados por el medio ambiente, gracias a un enfoque interdisciplinario y a la participación activa y responsable de cada individuo y de la colectividad».«Desde el punto de vista de la metafórico y simbólico, Tbilisi opera como un "mito fundacional" o un "mito de origen": un acontecimiento histórico trascendente que supongo que el nacimiento de la educación ambiental institucional y social. Un hito que proyecta su sombra en el presente y en el futuro, incluso si ya no uso, no saben o no asumir la totalidad del discurso que se formuló y proyectos sobre el terreno que había, en cierto modo, establecer. De hecho, sería un ejercicio interesante para hacer las generaciones de educadores se han sumado en las últimas dos décadas y que las ideas tienen que Tbilisi, su importancia histórica y su huella en esta (aunque podríamos encontrar con la sorpresa de que no tienen ninguna)» (Meira, 2009).
«En Tbilisi se establecieron los criterios y directrices de lo que sería la EA en las décadas siguientes que, en términos generales, viene descrita por un empeño en educar sobre el medio ambiente, es decir, educar para concienciar a las personas sobre lo que significa el medio en la vida de los seres humanos en cuanto que sistema del que dependen y que deben comprender. Los tiempos de Tbilisi fueron tiempos de cambio donde la Modernidad se fue instaurando plenamente y, por suerte, la EA se encontraba bien situada. La Conferencia de Tbilisi supuso la promulgación de muchas ideas que aún están vigentes y gozan de la originalidad e innovación de la se vieron envueltas en aquellos años. La afirmación de los lazos entre el mundo de la educación y la problemática del desarrollo social, físico y humano fue un paso al frente ayer y sigue siéndolo hoy» (Muñoz Rodríguez, 2011)
«Se apostó por que la Educación Ambiental fuera considerada una pieza indiscutible en la educación permanente que todo ciudadano necesita para convivir responsablemente con el entorno físico y natural, humano y social. La especie humana debe comprender los problemas básicos que afectan a la sociedad, para lo cual la educación ha de proporcionar unos principios éticos, conocimientos técnicos v una serie de cualidades y competencias para hacer al ser humano un ser responsable. Había que empezar a ayudar a comprender la interdependencia entre los ámbitos económico, político, social y ecológico, considerando el medio ambiente desde una concepción global, basada en principios éticos de respeto, responsabilidad y participación. Se trataba de integrar la Educación Ambiental en el amplio espectro de la educación desde una visión pragmática e instrumentalista. Una época marcada "...por la exigencia de reafirmarse la Educación Ambiental como una práctica educativa concienciadora"» (Caride y Meira, 2001).

 
DECLARACIÓN DE LA CONFERENCIA INTERGUBERNAMENTAL DE TBILISI SOBRE EDUCACIÓN AMBIENTAL
La Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental, organizada por la Unesco en cooperación con el PNUMA y celebrada en la ciudad de Tbilisi, habida cuenta de la armonía y el consenso que han prevalecido en ella, aprueba solemnemente la Declaración siguiente:
En los últimos decenios, el hombre, utilizando el poder de transformar el medio ambiente, ha modificado aceleradamente el equilibrio de la naturaleza. Como resultado de ello, las especies vivas quedan a menudo expuestas a peligros que pueden ser irreversibles.
Como se proclamó en la Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano,  celebrada en 1972 en Estocolmo, la defensa y la mejora del   medio ambiente para las  generaciones presentes y futuras constituyen un objetivo urgente de la humanidad.    Para el logro de esta empresa habrá que adoptar con urgencia nuevas estrategias,  incorporándolas al desarrollo, lo que representa, especialmente en los países en desarrollo,  el requisito previo de todo avance en esta dirección.    La solidaridad y la equidad en las relaciones entre las naciones deben constituir la base del nuevo orden internacional y contribuir a reunir lo antes posible todos los recursos existentes.    Mediante la utilización de los hallazgos de la ciencia y la tecnología, la educación   debe desempeñar una función capital con miras a crear la conciencia y la mejor comprensión de los problemas que afectan al medio ambiente.    Esa educación ha de fomentar la elaboración de comportamientos positivos de conducta con respecto al medio ambiente y la utilización por las naciones de sus recursos.
La educación ambiental debe impartirse a personas de todas las edades, a todos los niveles y en el marco de la educación formal y no formal.    Los medios de comunicación social tienen la gran responsabilidad de poner sus enormes recursos al servicio de esa misión educativa.    Los especialistas en cuestiones del medio ambiente así como aquéllos cuyas acciones y decisiones pueden repercutir de manera perceptible en el medio ambiente, han de recibir en el curso de su formación los conocimientos y las aptitudes necesarios y adquirir plenamente el sentido de sus responsabilidades a ese respecto.
La educación ambiental, debidamente entendida, debería constituir una educación permanente general que reaccionara a los cambios que se producen en un mundo en rápida evolución.    Esa educación debería preparar al individuo mediante la comprensión de los principales problemas del mundo contemporáneo, proporcionándole conocimientos técnicos y las cualidades necesarias para desempeñar una función productiva con miras a mejorar la vida y proteger el medio ambiente, prestando la debida atención a los valores óticos.   Al adoptar un enfoque global, enraizado en una amplia basé interdisciplinaria, la educación ambiental crea de nuevo una perspectiva general dentro de la cual se reconoce la existencia de una profunda interdependencia entre el medio natural y el medio artificial.    Esa educación contribuye a poner de manifiesto la continuidad permanente que vincula los actos del presente a las consecuencias del futuro; demuestra además la interdependencia entre las comunidades nacionales y la necesaria solidaridad entre todo el género humano.
La educación ambiental ha de orientarse hacia la comunidad. Debería interesar al individuo en un proceso activo para resolver los problemas en el contexto de realidades específicas y debería fomentar la iniciativa, el sentido de la responsabilidad y el empeño de edificar un mañana mejor. Por su propia naturaleza, la educación ambiental puede contribuir poderosamente a renovar el proceso educativo.
Con objeto de alcanzar estos objetivos, la educación ambiental exige la realización de ciertas actividades específicas para colmar las lagunas que, a pesar de las notables tentativas efectuadas, siguen existiendo en nuestros sistemas de enseñanza.
En consecuencia, la Conferencia, reunida en Tbilisi:
Dirige un llamamiento a los Estados Miembros para que incluyan en sus políticas de educación medidas encaminadas a incorporar un contenido, unas direcciones y unas actividades ambientales a sus sistemas, basándose en los objetivos y características antes mencionados;
Invita a las autoridades de educación a intensificar su labor de reflexión, investigación e innovación con respecto a la educación ambiental;
Insta a los Estados Miembros a colaborar en esa esfera, en especial mediante el intercambio de experiencias, investigaciones, documentación y materiales, poniendo además los servicios de formación a disposición del personal docente y de los especialistas de otros países;
Insta, por ultimo, a la comunidad internacional, a que ayude generosamente a fortalecer esta colaboración en una esfera de actividad que simboliza la necesaria solidaridad de todos los pueblos y que puede considerarse como particularmente alentadora para promover la comprensión internacional y la causa de la paz.

B.    RECOMENDACIONES
LA FUNCIÓN,  LOS OBJETIVOS Y LOS PRINCIPIOS RECTORES DE LA EDUCACIÓN AMBIENTAL
Recomendación n° 1

La Conferencia,
Considerando los problemas que el medio ambiente plantea a la sociedad contemporánea, y habida cuenta del papel que la educación puede y debe desempeñar para la comprensión de tales problemas,
Recomienda la adopción de algunos criterios que podrán contribuir a orientar los esfuerzos para el desarrollo de la educación ambiental a nivel nacional, regional e internacional:
1.      Aunque sea obvio que los aspectos biológicos y físicos constituyen la base natural del medio humano, las dimensiones socioculturales y económicas, y los valores éticos, definen por su parte las orientaciones y los instrumentos con los que el hombre podrá comprender y utilizar mejor los recursos de la naturaleza con objeto de satisfacer sus necesidades.
2.      La educación ambiental es el resultado de una reorientación y articulación de las diversas disciplinas y experiencias educativas que facilita la percepción integrada del medio ambiente, haciendo posible una acción más racional y capaz de responder a las necesidades sociales.
3.      Un objetivo fundamental de la educación ambiental es lograr que los individuos y las colectividades comprendan la naturaleza compleja del medio ambiente natural y del creado por el hombre, resultante de la interacción de sus aspectos biológicos, físicos,  sociales, económicos y culturales, y adquieran los conocimientos, los valores, los comportamientos y las habilidades prácticas para participar responsable y eficazmente en la prevención y solución de los problemas ambientales y en la gestión de la cuestión de la calidad del medio ambiente.
4.      Propósito fundamental de la educación ambiental es también mostrar con toda claridad las interdependencias económicas, políticas y ecológicas del mundo moderno, en el que las decisiones y comportamientos de los diversos países pueden  tener consecuencias de alcance internacional.   En ese sentido, la educación ambiental debería contribuir a desarrollar un espíritu de responsabilidad y de solidaridad entre los países y las regiones como fundamento de un nuevo orden internacional que garantice la conservación y la mejora del medio ambiente.
5.      Una atención particular ha de acordarse a la comprensión de las relaciones complejas entre el desarrollo socioeconómico y el mejoramiento del medio ambiente.
6.      Con este propósito, corresponde a la educación ambiental dispensarlos conocimientos necesarios para interpretar los fenómenos complejos que configuran el medio ambienté, fomentar aquellos valores éticos, económicos y estéticos que constituyen la base de una autodisciplina, favorezcan el desarrollo de comportamientos compatibles con la preservación y mejoramiento de ese medio, así CG:..D una amplia gama de competencias prácticas necesarias a la concepción y aplicación de soluciones eficaces a los problemas ambientales.
7.     Para la realización de tales funciones, la educación ambiental debería suscitar una vinculación más estrecha entre los procesos educativos y la realidad, estructurando sus actividades en torno a los problemas del medio ambiente que se plantean a comunidades concretas y enfocar el análisis   de aquéllos, a través de una perspectiva interdisciplinaria y globalizadora que permita una comprensión adecuada de los problemas ambientales.
8.      La educación ambiental debería ser concebida como un proceso continuo y que dispense a sus diferentes beneficiarios, gracias a una renovación permanente de sus orientaciones, contenido y métodos, un saber siempre adaptado a las condiciones cambiantes del medio ambiente.
9.      La educación ambiental debería dirigirse a todos los grupos de edad y socioprofesionales de la población.    Sus destinatarios son:   a)   el publico en general no especializado compuesto por jóvenes y adultos cuyos comportamientos cotidianos tienen una influencia decisiva en la preservación y mejora del medio ambiente;   b)   los grupos sociales específicos cuyas actividades profesionales inciden sobre la calidad de ese medio; y c) los científicos y técnicos cuyas investigaciones y prácticas especializadas constituirán la base de conocimientos sobre los cuales debe fundarse una educación, una formación y una gestión eficaz relativa al ambiente.
10.   El desarrollo eficaz de la educación ambiental exige el pleno aprovechamiento de todos los medios públicos y privados de que la sociedad dispone, para la educación de la población: sistema de educación formal, diferentes modalidades de educación extraescolar y los medios de comunicación de masas.
1 1. Para contribuir con eficacia a mejorar el medio ambiente, la acción de la educación debe vincularse con la legislación, las políticas, las medidas de control y las decisiones que los gobiernos adopten en relación al medio ambiente humano.
Recomendación n° 2
La Conferencia,
Reconociendo que la educación ambiental debería contribuir a consolidar la paz,  reducir más las tensiones internacionales y a desarrollar la comprensión mutua entre los Estados, y constituir un verdadero instrumento de la solidaridad internacional y de eliminación de todas las formas de discriminación racial,   política y económica,
Observando que el concepto de "medio ambiente" abarca una serle de elementos naturales,  creados por el hombre y sociales de la existencia humana y que los elementos sociales constituyen un conjunto de valores culturales, morales e individuales, así como de relaciones-interpersonales en las esferas del trabajo y de las actividades de tiempo libre,
Tomando nota del documento UNESCO/ ENVED 4 y, en particular, de los principios que figuran en el Capítulo II,
Habiendo tomado nota también del documento de síntesis de las reuniones regionales de expertos sobre educación ambiental (ENVED 7,  Capítulo III, párrafos 15 a 26),
Teniendo en cuenta el párrafo G7 del documento de trabajo UNESCO/ENVED 4, en el que se invita a la Conferencia a formular las finalidades, los objetivos y los principios rectores que deberían presidir la educación ambiental con objeto de satisfacer su cometido del mejor modo posible,
Considerando que todas las personas deberían gozar del derecho a la educación ambiental,
Hace suyos las finalidades, los objetivos y los principios rectores siguientes en lo que atañe a la educación  ambiental;                                                                                        
1.     Las finalidades de la educación ambiental son:
a)    ayudar a hacer comprender claramente la existencia y la importancia de la interdependencia económica, social, política y ecológica en las zonas urbanas y rurales;
b)     proporcionar a todas las perdonas la posibilidad de adquirir los conocimientos, el sentido de los valores, las actitudes, el interés activo y las aptitudes necesarios para proteger y mejorar el medio ambiente;
c)     inculcar nuevas pautas de conducta en los individuos, los grupos sociales y la sociedad en su conjunto, respecto del medio ambiente.
2.      Categorías de objetivos de la educación ambiental:
ayudar a los grupos sociales y a los individuos a adquirir una conciencia del medio ambiente global y ayudarles a sensibilizarse por esas cuestiones.
ayudar a los grupos sociales y a los individuos a adquirir una diversidad de experiencias y una comprensión fundamental del medio y de los problemas anexos.
ayudar a los grupos sociales y a los individuos a compenetrarse con una serie de valores y a sentir interés y preocupación por el medio ambiente motivándolos de tal modo que puedan participar activamente en la mejora y la protección del medio ambiente.
ayudar a los grupos sociales y a los individuos a adquirir las aptitudes necesarias para determinar y resolver los problemas ambientales.
proporcionar a los grupos sociales y a los individuos la posibilidad de participar activamente en las tareas que tienen por objeto resolver los problemas ambientales.
3.     Algunos de los principios rectores de la educación ambiental:
La educación ambiental deberla:
-   Considerar el medio ambiente en su totalidad, es decir,  en sus aspectos naturales y creados por el hombre, tecnológicos y sociales (económico, político, técnico, histórico-cultural, moral y estético);
-   Constituir un proceso continuo y permanente, comenzando por el grado preescolar y continuando a través de todas las fases de la enseñanza formal y no formal;
-  Aplicar un enfoque interdisciplinario, aprovechando el contenido específico de cada disciplina de modo que se adquiera una perspectiva global y equilibrada;
-  Examinar las principales cuestiones ambientales desde los puntos de vista local, nacional, regional e internacional de modo que los educandos se compenetren con las condiciones ambientales de otras regiones geográficas;
-   Concentrarse en las actuales situaciones ambientales y en las que pueden presentarse, habida cuenta también de la perspectiva histórica;
-  Insistir en el valor y la necesidad de la cooperación local, nacional e internacional para prevenir y resolver los problemas ambientales;
-   Considerar de manera explícita los aspectos ambientales en los planes de desarrollo y de crecimiento;
-  Hacer participar a los alumnos en la organización de sus experiencias de aprendizaje, y darles la oportunidad de tomar decisiones y aceptar sus consecuencias;
-   Establecer una relación, para los alumnos de todas las edades, entre la sensibilización por el medio ambiente, la adquisición de conocimientos, la aptitud para resolver los problemas y la clarificación de los valores, haciendo especial hincapié en sensibilizar a los más jóvenes a los problemas del medio ambienté que se plantean en su propia comunidad;
-  Ayudar a los alumnos a descubrir los síntomas y las causas reales de los problemas ambientales;
-  Subrayar la complejidad de los problemas ambientales y, en consecuencia, la necesidad de desarrollar el sentido crítico y las aptitudes necesarias para resolver los problemas;
-  Utilizar diversos ambientes educativos y una amplia gama de métodos para comunicar y adquirir conocimientos sobre el medio ambiente, subrayando debidamente las actividades prácticas y las experiencias personales.

... Siguen las recomendaciones. Texto completo en: http://unesdoc.unesco.org/images/0003/000327/032763sb.pdf

Bibliografía utilizada:
Meira, P. (2009): Outra lectura da historia da Educación Ambiental e algún apuntamento sobre a crise do presente. ambientalMENTEsustentable, xullo-decembro 2009, ano IV, II (8). A Coruña.
Pardo (1997)
Calvo, S. (1997): Redefinir la Educación Ambiental de las Recomendaciones de Tibilisi a la Agenda XXI. Ministerio del Medio Ambiente. Madrid.
Caride y Meira (2001): Educación ambiental y desarrollo humano. Ariel Educación. Barcelona.
Muñoz Rodríguez, J.M. y Salas, F. (2011): El discurso teórico de la Educación Ambiental. Muñoz Rodríguez, J.M. (coord.)(2011): Temas relevantes en teoría de la educación. Ediciones Universidad de Salamanca. Salamanca.

UNESCO (1977): Conferencia Intergubernamental sobre Educación Ambiental. Tbilisi (URSS, ahora Georgia). Informe Final.