"Tres décadas de normatividad internacional para la educación ambiental: una cítica hermenéutica del discurso de Naciones Unidas" es el capítulo escrito por L. Sauvé, T. Berryman y R, Brunelle para la compilación que coordinó el maestro Edgar Javier González Gaudiano bajo el titulo Educación, medio ambiente y sustentabilidad. Siglo XXI Editores, México DF, 2008. Aquí un aperitivo para generar hambre.
Después de casi treinta años de esfuerzos internacionales formales para promover la educación ambiental (EA) […] la EA ha entrado en una nueva fase de institucionalización con las recientes reformas educativas en curso impulsadas en muchos países del mundo.[…]
La institucionalización es importante porque es vista como una estrategia clave; esto es, como la principal palanca de promoción de cualquier innovación educativa, tal como sucedió para la promoción de la EA desde la Carta de Belgrado hasta el Decenio de las Naciones Unidas de la Educación para el Desarrollo Sustentable (2005-2014). Sin embargo, la institucionalización es considerada por muchos autores y educadores como algo problemático (por ejemplo, Speller, 2000), en la medida en que corresponde a una estrategia de arriba hacia abajo, sobre todo cuando promueve un “isomorfismo culturalmente ciego” (Chan-Tibergen, 2004), o cuando apoya o impone ciertas maneras de pensar o de hacer sin un sentido crítico o, aún más, cuando no ofrece estrategias concretas y medios de ejecución.
Como es sabido, la introducción de la dimensión ambiental en el currículo escolar o en los programas educativos no formales constituye una ardua tarea para quienes son responsables de la misma. De ahí que las recomendaciones y directivas que emanan de las organizaciones internacionales han sido y son cada vez más importantes en el contexto actual de globalización, particularmente por la necesidad de legitimar las iniciativas y de encontrar el apoyo estratégico o financiero. Por lo tanto, es esencial revisar el contenido de las propuestas internacionales para clarificar sus bases ideológicas, para caracterizar sus concepciones subyacentes y para examinar sus aspectos epistemológicos, éticos y pedagógicos. […]
(A partir de estos postulados los autores realizan una investigación centrada en lo que denominan “productos“ institucionales -cartas, declaraciones, informes…-)
Las tendencias observadas sobre el esquema conceptual del desarrollo sustentable se tornaron más explícitas y determinantes a partir de los años ochenta. Este esquema es comúnmente ilustrado a través de los tres círculos traslapados (o esferas) de la economía, el medio ambiente y la sociedad. La economía es considerada como como una entidad autónoma que existe fuera de la sociedad, en vez de una dimensión de la esfera social. Sus “reglas” determinan las relaciones sociedad-medio ambiente, a nivel individual y colectivo. El medio ambiente es reducido a una reserva de recursos para el desarrollo económico. La sociedad está definida a través de susactividades relacionadas con los recursos (el medio ambiente como “capital natural”), e su extracción, transformación y consumo, para el “bienestar“ de las poblaciones humanas. El desarrollo sustentable, inicialmente concebido como una estrategia pertinente para iniciar la reconciliación entre los mundos político-económico y ambiental, se ha inflado y transformado en el proyecto universal de una nueva civilización mundial. La educación es vista como la estrategia principal para “movilizar las mentes” hacia el logro del desarrollo sustentable.[…] (la educación) está subsumida por el inmenso maremoto del globalizado y del globalizante proyecto político-económico del desarrollo sostenible. Semejante deriva ética y cultural, que penetra en el campo humano del significado, es poco detectado y cuestionado.
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