Las tendencias de las rentas y la riqueza dan cuenta de una historia clara: la distancia entre ricos y pobres es más amplia que nunca y sigue aumentando, mientras que el poder está, cada vez más, en manos de las élites. La desigualdad entre países se incrementó rápidamente entre 1980 y 2002, ligeramente gracias al crecimiento experimentado por los países emergentes, especialmente China. Sin embargo, para la vida de las personas es más importante la desigualdad dentro de los propios países, ya que mientras los más pobres luchan por subsistir, sus vecinos prosperan. Este tipo de desigualdad está aumentando rápidamente en la mayoría de los países: 7 de cada 10 personas viven en un país donde la desigualdad entre ricos y pobres es mayor ahora que hace 30 años, y, en países de todo el mundo, la minoría rica está aumentando aún más su participación en la renta nacional.
A nivel mundial, la desigualdad en términos de riqueza individual es aún más extrema. Oxfam ha calculado que, en 2014, las 85 personas más ricas del planeta poseían la misma riqueza que la mitad más pobre de la humanidad. Entre marzo de 2013 y marzo de 2014, estas 85 personas incrementaron su riqueza en 668 millones de dólares diarios. Si Bill Gates quisiera utilizar toda su riqueza y se gastase 1 millón de dólares al día, necesitaría 218 años para acabar con su fortuna. Aunque, en realidad nunca se quedaría sin dinero: incluso si obtuviese un rendimiento modesto por su riqueza, inferior al 2%, ganaría 4,2 millones de dólares al día sólo en concepto de intereses. Desde el comienzo de la crisis financiera, el número de milmillonarios se ha más que duplicado hasta alcanzar la cifra de 1.645 personas.
La riqueza extrema no es sólo un asunto de los países ricos. El hombre más rico del mundo es el mexicano Carlos Slim, que desbancó de la primera posición a Bill Gates en julio de 2014. Actualmente, hay 16 milmillonarios en África subsahariana que conviven con los 358 millones de personas en situación de pobreza extrema en la región.17 En todo el mundo, conviven unos niveles de riqueza absurdos con la pobreza más desesperada.[…]
La extrema desigualdad actual nos perjudica a todos. En la práctica, para las personas más pobres de la sociedad, ya vivan en África subsahariana o en el país más rico del mundo, la desigualdad anula cualquier oportunidad de salir de la pobreza y llevar una vida digna. Oxfam hace un llamamiento para que se adopten medidas coordinadas dirigidas a construir un sistema económico y político más justo. Un sistema que reconozca y ponga en valor a todos y cada uno de los ciudadanos. Gobiernos, instituciones y grandes empresas tienen la responsabilidad de hacer frente a la desigualdad extrema. Deben abordar los factores que han impulsado la actual explosión de desigualdad, y aplicar políticas que redistribuyan el dinero y el poder de manos de las élites a las de la mayoría de la población. 1) Hacer que los Gobiernos trabajen para los ciudadanos y hagan frente a la desigualdad extrema Todos los acuerdos mundiales, así como las políticas y estrategias nacionales, deben estar guiados por el principio del interés general y el objetivo de luchar contra la desigualdad extrema. Esto debe ir acompañado de una gobernanza eficaz que represente la voluntad del pueblo en lugar de los intereses de las grandes empresas. Entre los compromisos concretos que deben realizarse están: acordar un objetivo post-2015 dedicado a erradicar la desigualdad extrema en 2030; comisiones nacionales de desigualdad; divulgación pública de las actividades de lobby; libertad de expresión y libertad de prensa. 2) Fomentar la igualdad económica y los derechos de las mujeres La política económica debe hacer frente de forma conjunta a la desigualdad económica y a la discriminación de género. Entre los compromisos concretos que deben realizarse, están: compensación por el trabajo de cuidados no remunerado; acabar con la brecha salarial entre hombres y mujeres; igualdad entre hombres y mujeres en los derechos de herencia y sobre la tierra; recogida de datos para evaluar los efectos de la política económica en niñas y mujeres.
Manos a la obra y que así sea...
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