El Mundo, 30 de junio de 2014.
El todo es más que la suma de la partes. El mundo no es una máquina, sino una compleja red. No hay sustancia material, ni bloques sólidos. Lo que tenemos es una red de relaciones entre procesos,una interacción fundamental que ocurre constantemente a todos los niveles, hasta en las partículas elementales.
Esa es la lección que lleva impartiendo desde hace más de cuatro décadas Fritjof Capra, autor de 'El tao de la física' y de "La trama de la vida". Las ideas de este físico y "pensador total", nacido en Austria hace 65 años y afincado en California, cobran una especial relevancia en estos tiempos críticos, también para la ciencia.
Advierte Capra que todas las ramas del saber se tienen que abrir necesariamente a esta concepción del mundo, y de hecho lo están haciendo. La más reticente de todas sigue siendo sin embargo la economía, y hasta ahí queríamos llegar...
"La crisis no se resuelve con esta obsesión por el crecimiento económico. La economía tiene que reconocer tarde o temprano que no se puede crecer indefinidamente en un mundo finito... Tenemos que dejar atrás el mal crecimiento, basado en la acumulación material, la producción ineficiente y los combustibles fósiles. Y hay que apostar por el buen crecimiento, el que usa recursos renovables , fortalece las comunidades locales y restaura los ecosistemas".
Hablaremos más tarde su visión del "crecimiento cualitativo", y también de su renovada pasión por Da Vinci, al que ha dedicado dos libros ("La ciencia de Leonardo" y "Aprendiendo de Leonardo") y al que considera como el auténtico pionero de la visión ecológica del mundo: "Otro gallo cantaría si las ideas de Leonardo se hubieran impuesto a la visión mecanicista de Galileo, Newton o Descartes".
El "Tao de la Física", su primer libro de divulgación, se publicó en 1975, justo cuando se estaba produciendo un giro copernicano en su rama del saber: "El éxito de ese libro fue una sorpresa para mí. Creo que su publicación coincidió con un cambio de percepción en el concepto de la física moderna, cuando empezó a hablarse de la física cuántica o de la teoría del caos".
"De ver el mundo como una máquina, hemos pasado a ver el mundo como una compleja red", advierte Capra. "La idea del mundo como pura materia, o como un bloque sólido, es un concepto newtoniano. Lo que tenemos es una trama compleja de relaciones, y todo eso cobra ahora un valor añadido en este mundo en red que estamos creando".
"Un sistema vivo es ante todo la "relación" que se establece entre sus partes", asegura el físico y pensador, que también rompió moldes a la hora de tender puentes entre la ciencia y el espíritu. "Admitir esta complejidad nos lleva a cambiar radicalmente de aproximación en eso que llamamos las "ciencias de la vida". La clave está en las interconexiones y en los procesos, y eso pasa también por nuestra visión de la Tierra".
Capra pertenece a la "escuela" de Gaia de James Lovelock (aunque se desmarca claramente por su oposición a la energía nuclear). "Estamos empezando a entender el planeta como una sistema vivo que se organiza y se autorregula", asegura el físico. "Nosotros formamos también parte de ese todo interrelacionado, y eso entronca con esa necesidad espiritual que no tiene por qué estar reñida con la ciencia".
Sostiene Fritjof Capra que el cambio de paradigma se está produciendo no sólo en la física, sino en "otras ciencias como la biología o la medicina, aunque es más lento en campos como la economía, que debería dejar atrás esa visión tecnicista y mecanicista del mundo para reconocer que todo está interconectado".
"Lamentablemente, el Producto Interior Bruto se ha impuesto de una manera tardía como el pensamiento único", advierte el autor de "La red de la vida". "El error se ha propagado durante décadas y aquí estamos, usando como baremo un sistema que no tiene en cuenta los costes sociales y las actividades no monetarias, y que incluye incluso como un valor económico la destrucción del medio ambiente, la contribución al cambio climático o el aumento de la población reclusa".
"El decrecimiento tampoco es la respuesta", advierte Capra. "El crecimiento es una característica principal de la vida. Una sociedad o una economía que no crece de algún modo, acaba muriendo tarde o temprano. En la naturaleza, todo pasa por períodos de crecimiento, declive y reciclaje.El único crecimiento ilimitado es el del cáncer, que acaba matando el organismo... Ahí tenemos el más claro ejemplo de mal crecimiento".
"El buen crecimiento es cíclico y permite que los ecosistemas se renueven, de manera que puedan ser reciclados y sirvan de base para un nuevo crecimiento. Este es el proceso que debería emular la economía, aplicando la lección de los sistemas vivos: un crecimiento complejo y con muchas facetas, que reconozca además la profunda relación entre las partes".
Y aquí entroncamos finalmente con Da Vinci, del que habló largo y tendido Capra a su paso por el último encuentro de "Educar para la vida" en Mallorca... "Leonardo busca afanosamente los patrones, las pautas y las formas que se repiten en la naturaleza. Y descubre que todo está interconectado, que lo importante no es la materia sino las relaciones. Leonardo no es sólo el primer "ecodiseñador", sino también el primer pensador "sistémico". A los que dividen el mundo en partes o en bloques, a los "reduccionistas" de su tiempo, les llamaba incluso con desdén "abreviadores".
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